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Columna de Mezquite | Sobre La Marcha Equis

La Unidad de la Policía Montada Municipal de Aguascalientes desempeña una destacada labor de patrullaje en las zonas rurales, de difícil acceso, pues en lo que va del año han realizado 200 detenciones, y además participa en el resguardo de la ciudadanía durante eventos masivos, como festivales en parques o partidos de futbol en el Estadio Victoria.  
El oficial Vicente Santillán Yáñez es uno de los 16 elementos que forman parte de esta fuerza policial. Ingresó a los 18 años a la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM) y al día de hoy cuenta con 24 años de servicio, seis en la Unidad de la Policía Montada. Aprendió a montar desde niño y, para él, su caballo “Huracán” es un compañero fiel, al que trata con mucho cariño y respeto.
“Convivimos juntos desde la mañana, cuando llego a limpiarlo, ensillarlo y alistarlo para salir a trabajar. Entre los dos nos cuidamos; más que una herramienta de trabajo, para mí es un amigo cercano, del cual dependo para ser competente en mis labores diarias.”
Vicente señala que una de las mayores satisfacciones de su trabajo es saber que puede colaborar en la seguridad de habitantes de lugares con difícil acceso, tarea que puntualmente se reconoce tanto a él como a sus compañeros, lo que los motiva a dar su mayor esfuerzo.
“Mucha gente se acerca con nosotros porque les llama la atención el caballo y quieren acariciarlo. Las personas nos agradecen que estemos ahí, en las zonas donde viven y en donde no pueden entrar las patrullas, incluso ni las motocicletas; y algunos lugareños se saben muy bien el nombre de los caballos, es una interacción muy agradable con la ciudadanía.”
No todos los caballos pueden realizar este trabajo, pues deben reunir características especiales para ser parte de la corporación; una de ellas es un temperamento firme capaz de lidiar con el ruido, la gente y los vehículos.
La Policía Montada Municipal cuenta con trece años de servicio, actualmente la conforman 16 jinetes y 22 ejemplares (20 caballos y dos potrancas); también hay tres caballerangos que ayudan en tareas de alimentación e higiene. Esto último es necesario para mantenerlos en óptimas condiciones —menciona Santillán Yáñez— así como el buen entrenamiento de los jinetes, quienes reciben capacitación profesional tanto en formaciones como en técnicas, perfeccionando el trabajo en conjunto. 
El amor por los caballos fue lo que convenció a Vicente para unirse a la Policía Montada, pero, además, resalta el sentido terapéutico de andar a caballo, la serenidad que trasmite.
El oficial Santillán es padre de tres hijos, dos mujeres y un varón, que se dicen orgullosos de él cuando lo ven montado en su caballo. Está convencido de que les va a enseñar a montar, pero antes deben aprender que, como todo en la vida, hay que levantarse después de caer. 


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