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En la edición de La Jornada de este martes 3 de abril se publica la primera entrega de una serie firmada por Arturo Cano, quien a vuela pluma entregó un texto en el que pretende contar los desencuentros entre el PAN y el gobernador Luis Armando Reynoso Femat, a quien el jornalero rebautizó como Luis Fernando.
Dice Cano:

Luis Fernando Reynoso Femat ganó el gobierno, pero perdió el partido. El gobernador de Aguascalientes paga no haber seguido el lema de Felipe Calderón (ganar el gobierno sin perder el partido) y llega a la mitad de su gestión como el solitario de Palacio, enfrentado a toda la estructura del partido que lo llevó al poder.

En diciembre pasado, los panistas locales se convirtieron en noticia al solicitar a su dirección nacional el inicio de un proceso de sanción a Reynoso Femat -que podría culminar con su expulsión del Partido Acción Nacional (PAN)- luego de que el gobernador promoviera la aprobación, mediante el Congreso estatal, de un endeudamiento por 2 mil millones de pesos destinado a diversas obras públicas.

Hoy niegan haber solicitado sanciones al Ejecutivo estatal y los bandos dicen haber pactado la paz, en un episodio que sólo es la culminación de un largo conflicto entre los dos grupos del panismo local, gestado desde que Reynoso Femat era alcalde de la capital y se enfrentaba cotidianamente con el gobernador Felipe González, aquel de la pistola al cinto en actos públicos cuando era subsecretario de Gobernación.
El resto del texto está salpicado con opiniones de Antonio Ortega,uno de los dueños del PRD Aguascalientes; de Roberto Tavárez, presidente del comité estatal del PRI; Cecilia Franco, hija de Enrique Franco, uno de los dinosaurios blanquiazules; y, de un cándido precandidato a la alcaldía capitalina, Arturo González.

Habrá que leer la segunda entrega para ver si se profundiza en el retrato de las discordias panistas.


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