Mientras el gobernador Luis Armando Reynoso Femat dormía plácidamente, en la madrugada del 1 de diciembre, a pocas horas de ir a presentar su Primer Informe de Gobierno, en una casucha del asentamiento irregular Los Pericos moría una niña de cuatro meses de edad, a causa de las bajas temperaturas registradas en los últimos días en el estado.
El deceso fue minimizado por las autoridades de salud estatales y cuestionó una frase contenida en la página 91 del libro del mencionado informe:
Las mujeres y los niños son prioridad para este gobiernoPara Julissa Joselyn y su madre Angélica, ese texto es letra muerta. Como lo es este párrafo en el mensaje final del informe:
No pierdo de vista los rezagos que padecemos pero también tengo presentes los grandes activos que tenemos para darle continuidad a nuestro esfuerzo por una vida mejor para todos.
Entre los militares hay una sentencia que dicta que la fortaleza de una columna militar reside en la fuerza del soldado más débil. Si la fortaleza de Aguascalientes está en las personas que siguen teniendo graves carencias, francamente no hay ningún motivo para los gritos jubilosos con que pronunció su discurso de alumno de colegio religioso el gobernador Reynoso Femat.
La retórica de superación personal, que en una diarrea verbal perenne recita el mandatario estatal, se estrella contra el muro de la realidad: Aguascalientes está carcomida por la miseria, el desempleo, la inseguridad, la drogadicción, la violencia intrafamiliar y otros cánceres sociales, a los que tímida, irresponsablemente el gobierno del estado simula atacar con aspirinas.
Lo que tiene prioridad es la inversión en obra pública, en obras grandes, caras y en muchísimos casos innecesarias. En proyectos que permitan manejar millonarias inversiones que algo salpiquen a los hombres del poder político hidrocálido.
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