Hidrocálido publica este miércoles algo que muchos saben y por conveniencia han callado, lo hacen para aferrarse a la estúpida esperanza de seguir pegados a la chiche del presupuesto oficial:
¿MERECIDO? Fernando Núñez no fue el único jefe policíaco en aquel interrogatorio -estamos hablando del mes de enero del 2006- a un puertorriqueño que acompañado por otros dos individuos, fueron capturados cuando veían a secuestrar personas y a efectuar «levantones» para posteriormente asesinar a sus rehenes. Entre otros se encontraba allí Mario Murrieta, a la sazón director de Seguridad Pública Municipal. Sin embargo las baterías de la Comisión Estatal de Derechos Humanos han estado enfocadas exclusivamente a Núñez, actualmente comandante de la Policía Ministerial y al que aquélla instancia impidió llegar esta vez a la dirección de la corporación, pues justo a unas horas de que el gobernador del Estado haría pública la designación, el Ombudsman Omar Williams, protegido político de Rubén Camarillo, dio a conocer la recomendación que prácticamente inhabilitó a dicho efectivo para un ascenso, por ahora.La historia no contada del episodio de la tortura dice otras cosas:
¿HUBO O NO HUBO?.- El caso ha girado espectacularmente del lunes para acá, al cobrar fuerza la versión de que la grabación que sirvió de base para que la CEDH emitiera, muy tardíamente entre paréntesis, su virtual dictamen, está alterada en varios tramos y por efecto de esa manipulación cualquier juez la declararía nula. Pero ante todo, es ya la hora y sobre todo a la luz de los acontecimientos de extrema violencia que han agravado aquí el problema de la inseguridad pública, de despojarse de actitudes hipócritas para admitir que la mencionada Comisión con frecuencia tira más hacia el lado de los agresores de la sociedad, que en favor de ésta. La tortura desde luego no debe existir, pero en casos especiales y bajo circunstancias de apremio, eventualmente unos cuantos manazos son como aquellas previsoras nalgadas a los chamaquitos. Quien diga que no es cierto, es porque se miente a sí mismo o porque quiere jugar el juego del español del cuento.
• Fernando Núñez y Mario Murrieta estaban torturando al puertorriqueño y sus cómplices; lo hacían en una de las oficinas de Seguridad Pública municipal.
• En un rato de descanso (torturar cansa, pues) el espacio en que estaban los torturados se quedó sin agentes; el vacío lo aprovechó otro funcionario municipal, Marcos Tachiquín, quien entró y metió una cámara de video en el fondo del cesto de la basura.
• Quienes han tenido acceso al audio original dicen que en la grabación se escuchan los gritos de Núñez y Murrieta, además de los de otros agentes, presionando alos presuntos delincuentes para que digan qué estaban haciendo en la ciudad.
• El audio original llegó a las oficinas de un alto funcionario del gobierno municipal, quien vió la oportunidad para deshacerse de Núñez, al parecer impuesto en la estructura municipal por Filiberto Ramírez Lara, Secretario de Seguridad Pública.
• Una versión editada fue difundida por funcionarios municipales y propició la salida de Núñez; después, Murrieta también dejó Seguridad Pública.
Finalmente, la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH) sacó una recomendación en la que se menciona sólo a Núñez y a otro agente. Lo que habla de una deficiente investigación o de un acuerdo político para pegarle a la parte más visible del asunto.
Y caso cerrado.
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