Este jueves 16 de febrero de 2006, en La Tertulia Cinefila del Foro Cultural La Querencia, se proyectará El Callejón de los Milagros, dirigida por Jorge Fons, y que es la película mas galardonada del cine mexicano.
La cita es a las 21:00 horas en Guerrero 206, entre Nieto y López Mateos.
Enseguida un apunte acerca de dicha película:
El callejón de los milagros
En 1988, Naguib Mahfuz escribió El Callejón de los Milagros. Egipcio nacido en El Cairo en 1911, graduado en filosofía, considerado el padre de la novela árabe contemporánea, ha publicado más de treinta obras, en 1972 ganó el premio Nacional de Letras y en 1988 el premio Nobel de literatura.
El Callejón de los Milagros se trata de una prosa realista y deliciosa que nos transporta a un callejón del viejo centro de El Cairo, abigarrado de colores, olores y bullicio, en el que se traman las vidas más diversas de los bajos fondos de la ciudad en su brega por la supervivencia, durante los años cuarenta, en plena guerra mundial, bajo la égida de los ingleses ya la sombra de esa cultura misteriosa de pirámides y esfinges reinspiradas por el Islam. Es difícil olvidar las historias de Hamida la bella novia convertida en prostituta, la del dentista reciclador de cajas sustraídas a los cadáveres del cementerio, la de Zaita maquillador y manager de los mendigos de la ciudad, la de Kirsha el marihuanero que traicionaba por detrás a su mujer, a la madre de Hamida la casamentera y alcahueta, a Abbas el enamorado bobo y mártir, a la viuda Ufidy que compró nuevo marido, a Salim el comerciante que por viejo verde resultó infartado, y a los sermones y milagros del santo Hussainy que escandalizado por los pecados de sus vecinos del callejón decidió purificarlos a todos elevándose en sacrificio y peregrinación camino a La Meca.
Nada ocurre por fuera de las raíces culturales, de las tradiciones familiares de cada uno, del ambiente del callejón tan encerrado y maloliente, por el que no entra el sol sino al medio día, inscrito en los estrechos espacios de los inquilinatos, de la panadería, de la barbería, del café de la esquina, de la tienda, de la dulcería y del pequeño comercio tradicional que empieza a decaer y resquebrajarse con la invasión tecnológica y electrónica del desarrollo urbanístico y arrollador de la modernidad, cuya comodidad y bienestar transforman sin duda las ilusiones y ambiciones de los jóvenes del barrio últimamente.
Siete años después, en 1995, Vicente Leñero retoma esta historia para realizar el guión, que daría pie a la película dirigida por Jorge Fons, quien llevó en el reparto a Ernesto Gómez Cruz, María Rojo, Salma Hayek, Bruno Bichir, Delia Casanova, Daniel Jiménez Cacho, Claudio Obregón, Luis Felipe Tovar, Margarita Sanz, Juan Manuel Bernal, Esteban Soberanes, entre muchos otros.
Cabe mencionar que El callejón de los milagros es la película más galardonada en la historia del cine mexicano y, al mismo tiempo, la más feliz y audaz combinación que ha dado el cine latinoamericano reciente. Sus protagonistas son múltiples: un marido pegador -y con inclinaciones gay-, una novia conflictuada, una vieja solterona y tacaña. Las historias se entrecruzan con agilidad. Los personajes son temperamentales, condenados a un futuro trágico y sombrío... pero no por capricho del realizador sino por imperio de la hipocresía reinante y de ciertos dineros que todo lo rigen, para envilecerlo.
El callejón de los milagros se mete con todos los temas "serios" del drama social contemporáneo sin sacrificar certeros toques humorísticos. Tiene mucho de melodrama -una tradición casi insoslayable en México- y puntuales rasgos de telenovela por entregas. Esquiva las consabidas taras del "realismo mágico" y ostenta un virtuosismo fílmico que no es fácil de encontrar en el menú del cine actual.
El filme está dividido en cuatro episodios. Todos transcurren en el escenario central del callejón que se llama como el filme mismo; los tres primeros se centran en los personajes ‘principales’, pero en verdad hay muchas historias paralelas.
En el primer episodio, “Don Rutilio”, un patriarca tiránico y machista decide dedicarse a la homosexualidad y se consigue un efebo para tal fin; su hijo, Chava, no puede soportarlo y ataca al amante de su padre.
El segundo, “Alma”, es la historia de una espectacular y deseada nínfula del callejón: enamorada de Abel, quien parte hacia Estados Unidos para acompañar a su amigo Chava en desgracia. Luego de un fallido compromiso matrimonial, es seducida por José Luis, obvio proxeneta elegante; cuando ella se da cuenta de la trampa en que ha caído, lo abandona, indignada, pero finalmente vuelve a él y acepta prostituirse.
El tercero, “Susanita”, es el cruel relato de cómo una solterona irredenta trata de cumplir sus sueños románticos. En el cuarto, “El regreso”, como su nombre lo sugiere, las historias anteriores se anudan y concluyen.

Entre los elementos más interesantes de El callejón... se encuentra su estructura, porque la división en episodios no es cortante o lineal, e inicia en una partida de dominó; las historias se van entroncando, desarrollándose unas sobre otras hasta el punto de que algunas escenas se repiten, vistas desde diferentes ángulos de cámara/puntos de vista. El tiempo narrativo vuelve hacia atrás varias veces, a un momento ya visto, y sigue desde allí su curso.
Esto desacomoda saludablemente al espectador, que a veces no sabe exactamente dónde está parado, pero, sobre todo, produce un efecto de relativa circularidad, de temporalidad cerrada y asfixiante, como la vida en el propio callejón, del que todos quieren salir pero al que todos regresan de una manera u otra. De todo esto es emblema el juego de dominó con el que empiezan los capítulos (¿es el mismo, es otro?): como el truco para Borges, con su eterna repetición de jugadas y dichos, alude a la eternidad, pero también a un estancamiento vital, a la insuperabilidad del destino marcado. “Las cartas no mienten”, dice la fraudulenta adivina, pero a su manera tiene razón.
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