Guillermo Macías Díaz Infante
He considerado al Derecho Electoral como un gran obstáculo para la democracia real y efectiva. Por ejemplo, la permisividad de constitución de partidos sin exigir que su ideología se diferencie de la de otros; por ello, los partidos no son partidos, sino meros cotos de poder.
Permitir la coalición de partidos con ideologías supuestamente contrarias, es una aberración; esto sólo acaba en un reparto de cuotas de poder, enriquecimiento ilícito y corrupción.
No regular a los partidos como instituciones de propuesta cívica para las campañas electorales, no regular debates al inicio de las campañas, que es cuando pueden ser de influencia en las preferencias electorales (al final ya no cambian nada).
La regulación financiera de partidos y campañas es una, sólo una, mera fantasía y los tribunales electorales anunciándose como protectores de grupos minoritarios (lo que en sí es ya una declaración de parcialidad y por ende de actuación hacia la injusticia electoral).
Pero lo más grave hoy en día es la misma actuación de los políticos y muchos ciudadanos en una franca burla a la ley. Como país, una de las causas de nuestro retraso y subdesarrollo es la falta de respeto a la ley.
La manifestación de hoy (domingo 18 de febrero) ha sido una auténtica burla a la ley y a las instituciones. Organizan una marcha supuestamente "por la democracia", pero que nadie, en su sano juicio, entienda que no fue una marcha de proselitismo político. Organizar esa marcha, pidiendo abierta y expresamente que no se lleven pancartas y elementos propagandísticos "para que no se contabilice" en los gastos de la campaña de un grupo de interés, es promover la burla a la ley; es una actitud de invitación al desprecio por la ley y es una invitación abierta y cínica en favor de la simulación y por ende de la corrupción. Organizar una marcha "por la democracia" es una puñalada trapera a la institución que tanto defendieron (INE), a la que tanto defendieron con el "no se toca", por ser el "garante de la democracia".
¿Entonces ya el INE no garantiza la democracia y tienen que salir a marchar para exigirle que cumpla? Ha sido burda la promoción de la marcha, pues la motivación para hacerla y promoverla, para organizarla y para ejecutarla ha sido insensata, desatinada e inútil, pero sobre todo perversa y pervertidora pues fomenta el desprecio por la instituciones y por la ley.
Los "cúpulos" (organizadores en la cúpula) muestran una vez más su ánimo corrupto y corruptor. Y aunque lo mejor de la realidad es que no pasan del treinta por ciento, lo cierto es que fomentan y propagan la simulación y el desprecio por la ley. Promueven una candidatura pero dicen: hay que hacer como que no hacemos lo que hacemos! Gritamos que hay democracia si gano...pero si voy abajo y muy despreciado por las preferencias, entonces no hay y marcho por ella...aunque disfrace el proselitismo por mi candidata... ¡Qué ánimo y escuela más corruptora! ¡Violemos la ley y hagamos como que no! ¡Qué barbaridad!
Guillermo Macías Díaz Infante es abogado.
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